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Foto del escritorPs. Kike Escobar

Una cobertura profética

1 Samuel 17:18-24


“Después de huir y ponerse a salvo, David fue a Ramá para ver a Samuel y contarle todo lo que Saúl le había hecho. Entonces los dos se fueron a vivir a Nayot. Cuando Saúl se enteró de que David estaba en Nayot de Ramá, mandó a sus hombres para que lo apresaran. Pero se encontraron con un grupo de profetas, dirigidos por Samuel, que estaban profetizando. Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre los hombres de Saúl, y también ellos cayeron en trance profético.


Al oír la noticia, Saúl envió otro grupo, pero ellos también cayeron en trance. Luego mandó un tercer grupo, y les pasó lo mismo. Por fin, Saúl en persona fue a Ramá y llegó al gran pozo que está en Secú. ¿Dónde están Samuel y David? Preguntó. En Nayot de Ramá, alguien le respondió. Saúl se dirigió entonces hacia allá, pero el Espíritu de Dios vino con poder también sobre él, y Saúl estuvo en trance profético por todo el camino, hasta llegar a Nayot de Ramá.


Luego se quitó la ropa y, desnudo y en el suelo, estuvo en trance en presencia de Samuel todo el día y toda la noche. De ahí viene el dicho: ¿Acaso también Saúl es uno de los profetas?”.


Ramá estaba aproximadamente a una hora de camino. Nayot significa “tiendas” o “campamentos” y a veces se aplica a las cabañas construidas por los pastores de ovejas. Presumiblemente, David y Samuel fueron juntos a un lugar como ese para refugiarse y descansar allí.


Samuel lideraba un grupo de profetas en Ramá. A veces, cuando adoraban, el Espíritu Santo descendía sobre ellos y hacía de aquella reunión algo sublime. ¿También Saúl entre los profetas? Esta pregunta ya había sido hecha cuando Saúl fue ungido rey, en 1 Samuel 10:10-11 dice, “En efecto, al llegar Saúl y su criado a Guibeá, un grupo de profetas les salió al encuentro. Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre Saúl, quien cayó en trance profético junto con ellos”. La primera vez la pregunta se hizo en un sentido positivo, para indicar que el Espíritu de Dios estaba sobre él y lo había ungido rey. Sin embargo, en el versículo que citamos hoy, tiene una connotación sarcástica o trágica: Saúl no está entre los profetas.


David se fue a donde estaba el profeta Samuel que era el hombre que le había asegurado que para él sería la corona. Al huir adonde Samuel, David puso a Dios por refugio, pues se amparó en la sombra de sus alas; ¿en qué otro lugar podía una buena persona considerarse a salvo? Al ser profeta, Samuel era el más apropiado para aconsejar a David lo que tenía que hacer en estos días de apuro, además, Samuel tenía allí un colegio de profetas a los que podría unirse David en las alabanzas a Dios, y este podría ser para David el mayor alivio imaginable en la presente aflicción. En la corte de Saúl no podía hallar reposo ni satisfacción; por eso acudía a buscarlos en el santuario de Samuel. Estar bajo una cobertura profética adecuada, nos mantiene bajo la protección de Dios.


Cuando llegaron los mensajeros al lugar donde se hallaba David entre los profetas, vino el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saúl, y se unieron a Samuel y a quienes les acompañaban en las alabanzas de Dios. En lugar de atrapar a David, ellos mismos fueron atrapados por la presencia de Dios. Y así: Dios puso a salvo a David, puesto que en el estado de exaltación en que los mensajeros se hallaban, no pudieron pensar en otra cosa y olvidaron por completo el encargo que habían recibido. Dios honró a los “hijos de los profetas” y la comunión de los santos, y mostró cuán fácil le resulta poner en trance a los peores hombres por medio de las señales de su presencia en las asambleas de reunión. Dios engrandeció de esta manera Su poder sobre el espíritu de los hombres.


El propio Saúl fue atrapado por el espíritu de profecía. Nadie podía imaginarse que un hombre tan malo fuese presa de la exaltación profética; sin embargo, lo fue igual que sus mensajeros. Pero es de advertir que su exaltación profética no tiene ahora el mismo sentido y objetivo que tuvo en el episodio cuando fue ungido rey. Allí era para su bien con el objeto de que perdiera su timidez y quedase equipado con las cualidades que deben adornar a un rey y jefe militar, mientras que en este episodio que comentamos, su exaltación tenía por objeto proteger la vida de David.


En dicho estado probablemente exhausto por el trance y los movimientos, Saúl se despojó de sus vestidos, y quedó desnudo (es decir, “en paños menores”) en tierra, completamente impotente para hacer daño a David. Desafortunadamente, sería por unas cuantas horas y nada más. Sin embargo, se percibe aquí la gran paciencia y clemencia de Dios que vuelve a apelar a las sensibilidades espirituales de su hijo errante.


Aquí comienza también un buen número de Salmos que por la inspiración del Espíritu Santo salen del corazón de David. El Salmo 59 lleva la explicación que fue escrito cuando vigilaron la casa para matarle. Como menciona popularmente el refrán, “No hay mal que por bien no venga”. Si no hubiera sido por las duras experiencias de David, no hubiésemos tenido muchos de estos Salmos que tanto nos han confortado. Las tribulaciones producen perseverancia, y esta produce carácter probado, y este produce esperanza. Y la esperanza de David puede ser nuestra por medio de las sagradas Escrituras.


Salmo 59:16-17


“Pero yo le cantaré a tu poder, y por la mañana alabaré tu amor; porque tú eres mi protector, mi refugio en momentos de angustia. A ti, fortaleza mía, te cantaré salmos, pues tú, oh Dios, eres mi protector. ¡Tú eres el Dios que me ama!”.


Dios los guarde y los proteja siempre.


Pastor Kike Escobar (WMF)

Unidad Internacional de Oración (UIO)

Restoration Church UK

www.kikeescobar.com

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