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Foto del escritorPs. Kike Escobar

Una orden para un regalo

Hechos 1:4-5

“Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: No se vayan de Jerusalén hasta que el Padre les envíe el regalo que les prometió, tal como les dije antes. Juan bautizaba con agua pero, en unos cuantos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”.

Encontramos en estos versículos el mandato que Jesucristo les da de esperar hasta el plazo fijado, que es ahora dentro de no muchos días. Los que, por fe, esperan que han de cumplirse los favores prometidos, deben esperar con paciencia hasta que se cumplan. Deben esperar en el lugar designado, en Jerusalén. Allí fue expuesto Jesús al oprobio público, y allí se le debe también dar este honor, y a Jerusalén se le ha de hacer este favor, a fin de enseñarnos a perdonar a nuestros enemigos y perseguidores. Los apóstoles recibían ahora una comisión de carácter público. Jerusalén era el candelero más apto para que en él se pusiesen estas luces. Gloria a Dios.

El Cristo resucitado se apareció a los apóstoles y les dio estas instrucciones. Les dijo que algo les sucedería. Serían bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Este bautismo del Espíritu Santo era la promesa del Padre. Y Jesús ya les había hablado acerca de ello.

Es importante notar que aquí no se estaba hablando acerca del bautismo con agua, el cual es un bautismo ceremonial. En este pasaje se habla del bautismo del Espíritu Santo. El bautismo del Espíritu Santo es un verdadero bautismo. Es este bautismo del Espíritu Santo, lo que coloca al creyente dentro del cuerpo de los creyentes, al cual nos referimos como la Iglesia.

La Trinidad es una descripción de la relación única del Padre, El Hijo y El Espíritu Santo. Si Jesús hubiera permanecido en la tierra, su presencia física habría limitado la difusión del evangelio, ya que físicamente solo podría estar en un solo lugar al mismo tiempo. Después de su ascensión podría estar presente espiritualmente en todo lugar a través del Espíritu Santo. El Espíritu Santo se envió de manera que Dios estuviera con sus seguidores y en ellos después que Jesús ascendió al cielo. Su Espíritu los reconfortaría y guiaría a la verdad, permaneciendo en ellos las palabras de Jesús, dándoles las palabras oportunas y llenándolos con poder.

Cuando lleguemos al segundo capítulo que habla de la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, veremos que fueron llenos del Espíritu Santo. Eso era necesario para que pudieran servir.

En Pentecostés El Espíritu Santo estuvo a la disposición de todos los que creyeran en Jesús. Nosotros recibimos el Espíritu Santo cuando recibimos a Jesucristo. El bautismo del Espíritu Santo debe entenderse a la luz de su obra total en los cristianos.

1. El Espíritu Santo marca el comienzo de la experiencia cristiana. No podemos pertenecer a Cristo sin su Espíritu; no podemos estar unidos a Cristo sin su Espíritu; no podemos ser adoptados como sus hijos sin su Espíritu; no podemos estar en el cuerpo de Cristo excepto por el Espíritu.

2. El Espíritu es el poder de nuestra nueva vida. Empieza el largo proceso de una vida de cambios para asemejarnos más a Cristo. Cuando recibimos a Cristo por la fe, empezamos una relación personal e inmediata con Dios. El Espíritu Santo obra en nosotros para ayudarnos a ser como Cristo.

3. El Espíritu une comunidades cristianas en Cristo. Todos pueden experimentar el Espíritu Santo y El obrar a través de todos.

La orden de Jesucristo a Sus discípulos, de quedarse en Jerusalén, era con el propósito de bendecirlos y bendecirnos con el mejor regalo que podría darnos, Su Santo Espíritu. He aquí la importancia de obedecer y estar donde Dios nos indica y no donde nosotros queremos estar. Las bendiciones de Dios, Sus regalos, están condicionadas siempre a la obediencia.

Continuara…….

Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.

Un abrazo.

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