Salmo 89:20-24
“Encontré a mi siervo David; lo ungí con mi aceite santo.
Con mi mano lo mantendré firme; con mi brazo poderoso, lo haré fuerte.
Sus enemigos no lo vencerán ni lo dominarán los malvados.
Aplastaré a sus adversarios frente a él y destruiré a los que lo odian.
Mi fidelidad y mi amor inagotable lo acompañarán, y con mi autoridad crecerá en poder”.
No fuimos ungidos para evitar los problemas, fuimos ungidos para enfrentar los problemas. Dios siempre está dispuesto a ayudarnos en las dificultades, va a darnos la fuerza, el poder y Su gracia para atravesar los momentos oscuros con una buena actitud.
Este salmo nos enseña como Dios nos unge para enfrentar el destino, pero de Su poderosa Mano. Veamos cómo le promete a David y a nosotros que no va a desampararnos;
1. Dios estará con nosotros y nos fortalecerá en nuestro camino: “Mi mano le sostendrá siempre, nunca le faltará mi apoyo, y mi brazo lo fortalecerá a fin de que pueda superar todas las dificultades”.
2. Saldremos victoriosos en nuestras batallas: “No lo vencerán sus enemigos”.
Cristo salió fiador de nuestras deudas y, por eso, Satanás y la muerte pensaron que podían hacer presa en Él; pero Cristo satisfizo las demandas de la justicia de Dios y, así, no pudieron sus enemigos sorprenderle. De la misma manera no podrán sorprendernos a nosotros. Aleluya.
3. Su verdad (fidelidad) y mi misericordia estarán con nosotros. Estuvieron con David y están con Cristo, pues Dios hizo buenas todas sus promesas a Él. Pero eso no es todo: La misericordia y la fidelidad de Dios, esto es, su gracia y su verdad, nos vienen con Cristo y todas las promesas de Dios son en Él Sí y Amén.
Así que todo pecador que espere el beneficio de la misericordia y de la fidelidad de Dios, ha de saber que están en Cristo y a Él debe apelar para conseguirlas. Así como la misericordia de Dios fluye hasta nosotros por medio de Él, también por medio de Él es firme la promesa de Dios hacia nosotros.
Fuimos ungidos para enfrentar las adversidades. El viento del Espíritu Santo está soplando a nuestro favor, está afirmándonos y fortaleciéndonos. Debemos pelear las buenas batallas de la fe, Dios nos dice en este salmo que aplastaríamos a nuestros adversarios, Él derrotará a nuestros enemigos. Esa enfermedad, ese asunto legal, ese problema de trabajo, ese problema emocional, no nos va a vencer. Fuimos ungidos para enfrentar los problemas.
Dios nos dice hoy; “eres poderos@, determinad@, eres favorecid@. Las adversidades no te van a derrotar, serás lleno de poder, sanidad y bendición. Te tengo en la palma de mí Mano, Yo dirijo tus pasos, aun cuando no entiendas, confía en mi”.
Feliz día, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
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