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Foto del escritorPs. Kike Escobar

Venciendo el rechazo

Génesis 29:31-35


“Vio el Señor que Lea era aborrecida (rechazada), y le concedió hijos; pero Raquel era estéril. Y concibió Lea y dio a luz un hijo, y le puso por nombre Rubén, pues dijo: Por cuanto el Señor ha visto mi aflicción, sin duda ahora mi marido me amará. Concibió de nuevo y dio a luz un hijo, y dijo: Por cuanto el Señor ha oído que soy aborrecida, me ha dado también este hijo. Así que le puso por nombre Simeón. Concibió otra vez y dio a luz un hijo, y dijo: Ahora esta vez mi marido se apegará a mí, porque le he dado tres hijos. Así que le puso por nombre Leví. Concibió una vez más y dio a luz un hijo, y dijo: Esta vez alabaré al Señor; así que le puso por nombre Judá; y dejó de dar a luz”.


El Señor se dio cuenta de la aflicción de Lea. Miró y vio una mujer solitaria y triste porque su marido amaba más a su otra esposa que a ella. Por lo tanto, para aliviar su tristeza, para proporcionarle consuelo, Dios le dio hijos hermosos, inteligentes y fuertes, uno de los cuales establecería el linaje sacerdotal de Israel, y otro que sería uno de los antepasados de Jesús mismo. El mismo Dios de Abraham, Isaac, Jacob y Lea es nuestro Dios. Él ve nuestros sufrimientos, sean pequeños o grandes. Él conoce nuestras circunstancias, nuestros sentimientos, nuestras heridas. Y, lo mismo que en la vida de Lea, está deseoso de intervenir en dichas circunstancias a fin de crear algo hermoso en nosotros y a través de nosotros.


Lea puede que haya sido la mujer menos amada de la Biblia. Aunque no fue por culpa de ella, nunca tuvo el afecto de su esposo como ella quería, solamente tuvo hijos. Tampoco su intrigante padre se interesaba por ella. Pero Lea nos muestra lo que Dios puede hacer, aun con un corazón herido. Aunque ella no tenía nada que se aproximase a una vida perfecta, Dios la bendijo cuando ella dejó de complacer a las personas y decidió alabar y complacer a Dios.


No empleemos nuestro valioso tiempo y energía contentando a personas que nos rechazan y nos menosprecian. Tales personas son solamente distracciones en nuestras vidas. “Paisajes en segundo plano en la historia de nuestras vidas”. No necesitamos la aprobación de estas personas para ser quien Dios quiere que seamos. No necesitamos su aceptación, somos hijos de Dios y eso debe bastarnos.


Debemos aprender a dejar ir esta clase de personas, cuando lo hacemos, Dios enviara a nuestras vidas personas que nos valoren y aprecien, personas que celebren con nosotros nuestros logros y nos acepten tal como somos. Con esta clase de personas podemos ser quien Dios quiere que seamos, sin tener que hacer esfuerzos buscando su aceptación. Estas nuevas personas que vendrán a nuestras vidas creerán lo mejor de nosotros y nos apreciaran, no nos harán daño.


El nombre Lea significa “cansada, melancólica”, y ese era su temperamento, lo cual la hacía más desdichada. Cuando tuvo su último y cuarto hijo le puso como nombre Judá, que significa “dar las gracias, alabanza”, y dijo: Esta vez alabaré al Señor. Y este fue aquel de quien, según la carne, vino Cristo. Descendió de aquel cuyo nombre era alabanza, porque Él es nuestra alabanza. ¿Está Cristo formado en nuestros corazones? Adoremos y alabemos a Dios en medio de nuestros sufrimientos y Él se glorificará en nuestras vidas.


Dios también puede tomar nuestras vidas menos que perfectas y hacerlas perfectas en Él. Puede que nunca tengamos todo el amor humano y la atención que nos gustaría tener, pero Él siempre nos atraerá cerca de Su costado y nos amará, Él nunca nos rechazará. Amén.


Dios los guarde y los proteja siempre.


Un abrazo.


Pastor Kike Escobar (WMF)

Unidad Internacional de Oración (UIO)

Restoration Church UK

www.kikeescobar.com




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