Y el velo se rasgó
Mateo 27:51-56
“En ese momento, la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló, las rocas se partieron en dos, y las tumbas se abrieron. Los cuerpos de muchos hombres y mujeres justos que habían muerto resucitaron. Salieron del cementerio luego de la resurrección de Jesús, entraron en la santa ciudad de Jerusalén y se aparecieron a mucha gente.
El oficial romano y los otros soldados que estaban en la crucifixión quedaron aterrorizados por el terremoto y por todo lo que había sucedido. Dijeron: ¡Este hombre era verdaderamente el Hijo de Dios!”.
Tenemos en este relato, cosas sorprendentes que sucedieron cuando murió Jesús. Ya las tomemos literalmente o no, nos enseñan grandes verdades.
El velo del templo se rasgó de arriba abajo. Ese era el velo que cubría la entrada del Lugar Santísimo, al otro lado del cual no podía entrar más que el sumo sacerdote el día de la Expiación, una vez al año; era el velo que, ocultaba la presencia del Espíritu de Dios.
Aquí hay un profundo simbolismo. Hasta ese momento, Dios había estado oculto y remoto, y nadie sabía cómo era. Pero, en la muerte de Jesús vemos el amor oculto de Dios, y el acceso a la presencia de Dios, qué había estado cerrado a toda la humanidad, está ahora abierto. La vida y la muerte de Jesús nos muestran cómo es Dios, y quitan para siempre el velo que Le ocultaba de la humanidad.
Es en este momento donde comienza El Nuevo Testamento. Donde termina el sacerdocio levítico y comienza el sacerdocio de la tribu del León de Judá. Es en este momento donde se abroga la ley ceremonial y se instituye una ordenanza nueva, es en este momento donde ya no necesitamos de intermediarios humanos para acercarnos a Dios, es en este momento donde Jesucristo se convierte en el Único Camino para llegar al Padre, es en este momento donde Jesús se convierte en el Camino, la Verdad y la Vida. Aleluya.
Se abrieron las tumbas. La verdad aquí, es que esto nos revela como Jesús conquistó la muerte. Al morir y resucitar, Él destruyó el poder de la tumba. A causa de Su vida, Su muerte y Su Resurrección, la muerte ha perdido su poder, el sepulcro ha perdido su terror, la muerte ha perdido su tragedia. Porque estamos seguros de que, como Él vive, nosotros también viviremos, améeeeen.
También encontramos en este relato, la adoración del centurión. Jesús había dicho en Juan 12:32, “Yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a Mí a todas las personas”. Jesús anunció el poder magnético de la Cruz; y el centurión fue su primer fruto. La Cruz le movió a ver la majestad de Jesús, como ninguna otra cosa le había movido.
Aprovechemos este viernes santo, para darle gracias al Padre Celestial, por la obra de Su amado Hijo Jesús en la cruz del Calvario. Nunca lo olvides, si Jesús fue a la cruz por todos nosotros, quienes somos nosotros para no llevar la cruz que nos corresponde. Mateo 16:24, “Luego Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz y seguirme”.
Feliz viernes santo, Dios los guarde y los proteja siempre.
Un abrazo.
Pastor Kike Escobar (WMF)
Unidad Internacional de Oración (UIO)
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